https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhY9rE7GHqx4s-V5um5s6n37piyF2UPHJ_dL01rJrUCAM5uK4K7z01rjm_Ffo2xdJQi4K3VYbEtvzlqiV4NSmfIE_1Un3_5aXKSgFdDJ7_6ja5fKqRv6_jFA8MkX5J_lutTyWJLbtQjpQvj/s1600/sueldos_funcionarios_2011.png
Gráficos: ciencia-explicada.com
Las
cifras son muy claras y no parece necesario explicarlas mucho. La
pérdida de nivel adquisitivo es constante en los trabajadores de la
Administración.
Tanto
en épocas de crisis como de bonanza económica, con la excepción de los
dos años en los que se trató de relanzar la economía empleando medidas
como el Plan E y un tímido aumento del sueldo de los funcionarios para
relanzar el consumo. Todos tenemos padres y madres, abuelos o conocidos
que son pensionistas.
Si
pensamos en cada año que los pensionistas han recibido una paga
compensatoria en enero, eso significa que la previsión de IPC del
Gobierno fue menor del IPC real, y eso quiere decir que ese año los
trabajadores públicos vimos disminuir nuestro nivel adquisitivo (en 16
de los últimos 20 años ha sucedido esto).
Desde
siempre he tenido una importante conciencia social y he sentido una
profunda solidaridad (supongo, por otro lado, que como la mayoría de la
gente) por los desfavorecidos o
por quienes atraviesan dificultades especiales: sean inmigrantes,
parados, mujeres maltratadas o víctimas del terrorismo. Sean mineros o
jornaleros, o los trabajadores de cualquier empresa a la que aplican un
ERE que supone que les echen a la calle o les reduzcan su jornada
laboral y su salario…
Y
en esas situaciones me indigno con los banqueros, con el sistema
financiero y con los políticos que nos han llevado a esta situación.
Quizá
por esto me afecta más que, siendo ahora nosotros, los trabajadores
públicos (no solo funcionarios) los agredidos ya por tercera vez en
nuestros derechos laborales y nuestros sueldos, mire a mi alrededor y no
encuentre solidaridad ni comprensión en mis conciudadanos, que mire a
la gente o que hable con amigos o incluso familiares y lo que vea es
incomprensión e indiferencia… ¿Todavía se nos sigue viendo así? Solo
somos trabajadores. ¿Qué graves pecados hemos cometido contra la
sociedad? No puedo quitarme de la cabeza que gran parte de la gente se
siente como Andrea Fabra, y ante los recortes a los funcionarios aplauden y piensan: Muy bien, muy bien, muy bien,… ¡Que se jodan!
Solo
somos trabajadores. Pero cuando algo lo repites muchas veces acaba
pareciendo realidad. Y si no, me remito a la próxima tertulia en
cualquier radio o televisión en la que se trate el tema. Parece ser que
es incuestionable que somos demasiados, y la mayoría vagos, malos
trabajadores y privilegiados. Y ese mensaje se repite cuantas veces haga
falta, hasta que se convierte en un axioma, en una verdad irrefutable
sobre la que únicamente hay que buscar argumentos que la demuestren (y
no al revés).
Es
desolador pensar que en este país habitualmente las instituciones más
valoradas sean: las fuerzas armadas, la sanidad, la educación, la
policía o los bomberos. Todos servicios prestados por personal público. Y
sin embargo, las mismas personas que mes tras mes reiteran estos
datos,… desprecian a los funcionarios, que son los trabajadores que
prestan esos servicios públicos. No parece un planteamiento demasiado
consecuente, ¿no? ¿De verdad somos demasiados? No.
El desarrollo social de España empezó muy tarde y ha sido muy limitado.
En
España un 9,5% de la población empleada trabaja en la Administración; en
la Unión Europea un 16%. En España somos 6,5 empleados públicos por
cada 100 habitantes, y en Europa más de 15. Cuanto más avanzadoes un
país, cuanto más desarrollado se encuentra su Estado del Bienestar,
cuantos más derechos tiene su población, mayor es el número de empleados
públicos: en Suecia el 21,1% y en Dinamarca el 25%. La inversión en
servicios sociales produce riqueza y seguro que no es casual que los
cuatro países con menor inversión del PIB en los servicios públicos de
la UE-15 sean: Irlanda, España, Portugal y Grecia. Los cuatro países
intervenidos,… ¿o quizá España no lo está?
¿De
verdad somos todos unos vagos? ¿Tomamos muchos cafés? Bonito
estereotipo. Pero yo en la realidad no veo a mis compañeros leyendo el Marca
o pasando las horas muertas en las cafeterías,… Vale, sí, alguno habrá.
Seguro que un porcentaje irrelevante. Como en otros trabajos. De todas
formas eso se puede (y se debe) controlar mediante mecanismos adecuados.
Pero
lo que hacen nuestros dirigentes es hacer pagar a justos por pecadores,
lo que, por definición, es siempre injusto. Como hay muchos que no
pagan el IVA,… pues lo subimos y los que antes pagaban, pagarán también
por los que no lo hacían antes ni lo harán ahora. Como algunos parados
se acomodan,… reduzco la tasa de desempleo para incentivar que
los parados busquen el trabajo que no hay. Como en la Administración hay
mucho absentismo, hago que tengan todos que pagar al ponerse enfermos.
Como algunos toman mucho café,… pues café para todos: incremento el
horario 2,5 horas a la semana,… y a la vez reduzco el sueldo. Pues no,
incrementen las inspecciones, persigan a los que defraudan y
sanciónenlos. ¿Cuántos son los vagos en la administración? ¿Un 10%, un
15%? Y siempre es un tema de conversación que aparece si se habla de la
Función Pública… ¿Hemos de pagar el 85% por los pecados de ese 15%?
El
acceso a la Administración está muy regulado y se basa en los
principios de igualdad, mérito y capacidad. En los procesos selectivos participa
mucha gente, incluidos los sindicatos y no es fácil que haya
irregularidades y, si existen, se pueden denunciar. De hecho, los
mayores garantes de que el proceso sea justo, además del tribunal de
cada oposición (con varios miembros, no lo olvidemos), son los propios
opositores. Y de vez en cuando hay algún proceso porque alguien siente
lesionados sus derechos. ¿Ha habido alguna vez algún chanchullo?
Seguramente haya habido… ¿Y cuántos de los trabajadores de la
Administración han accedido así? ¿Un 2%? ¿Un 5%?... ¿Hacemos pagar al
95% los pecados de ese 5%? Y lo normal es que si se habla de la
Administración salga también ese tema a colación.
Es
el mismo planteamiento injusto que, si se habla de inmigrantes, se
comente que son unos delincuentes (alguno habrá, es posible); o de
parados que están estupendamente en casa sin hacer nada, o en el bar o
haciendo sus chapuzas (también puede que haya alguno), o de aquellos con
jornada reducida por un ERE (y entonces aparece un listo y comenta: sí,
pero muchos siguen haciendo las mismas horas y se las pagan en dinero
negro)… No nos olvidemos de que cuando hacemos pagar a justos por
pecadores, lo que estamos cometiendo es una clara injusticia.
Solo
somos trabajadores. No hemos sido los culpables de la crisis. Esos han
sido los banqueros, principalmente, y los políticos, que han actuado
como cómplices. Y por supuesto los corruptos. La mayoría no es cierto
que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, salvo en
nuestras viviendas, que nos obligaron a comprar por tres o cuatro veces
su valor real e hipotecarnos durante decenios.
Se
nos pide un esfuerzo de solidaridad con el país, y con la gente que
está en situación precaria, y con los millones de desempleados. Y
decimos: por supuesto, una, dos, tres veces,… Y sin embargo, lo peor no
son las medidas que hacen pagar la factura de los excesos financieros en
los trabajadores (y muy especialmente en los trabajadores públicos),
mediante aumentos del IVA, disminución de las contraprestraciones
sociales (medicamentos, hospitales, libros de texto, disminución de los
subsidios al desempleo, …) y venta de servicios públicos (Renfe o Aena);
lo peor es ver que ninguna medida se aplica sobre los causantes de la
crisis (ni más y mejor inspección fiscal, ni impuestos a las grandes
fortunas, ni impuestos a las transacciones financieras, ni incremento de
los impuestos a las rentas del capital, ni impuesto del patrimonio, ni
mayor incremento del IRPF,… y sobre todo esa indigna amnistía fiscal
para los defraudadores).
Parece
que tiene sentido que si tenemos un problema de financiación no se
trate de arreglar (en primer término y únicamente) mediante recortes
sociales y recortes de salarios a los funcionarios.
Para
todos está siendo muy dura la crisis. Sin duda que para muchas personas
peor que para los trabajadores públicos, pero son estos uno de los
colectivos sobre los que está cayendo claramente gran parte del peso de
las medidas de ajuste… Y una de las peores cosas es que ni aun así
parece que podamos esperar de nuestros conciudadanos la misma
solidaridad que tenemos con los mineros cuando pasean por La Castellana,
con los agricultores cuando sacan los tractores a la calle, con los
afectados por un ERE o con los parados de larga duración. Sed justos con
los trabajadores públicos, solo somos trabajadores y también lo estamos
pasando muy mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario